Fuimos a ver si había Luchas en la Arena López Mateos. Y que sí... que sí había luchas a las siete de la noche. No había cartel, pero sí los vendedores de máscaras que se ponen cuando hay luchas. Así que quedamos con Emanuel de ir por la noche.
El cartel resultó completamente desconocido, y de una empresa de lucha que no había escuchado antes: Dangerous Zone. Compramos boletos de Ring Side: 70 pesos Adulto y niños gratis, aunque a final de cuentas Emanuel quiso quedarse en gradas. No llevaba esta vez su libreta de autógrafos de luchadores, ni yo llevaba cámara para las fotos. Creo que no nos hizo gran falta. Esta ha sido quizás la función con el menor espectáculo de lucha que haya visto. La función empezó con unos relevos australianos, que en realidad se entiende son de los luchadores que están empezando, que hay que tenerles algo de paciencia porque no todas las llaves les salen bien, y que son una mezcla de muchachos muy delgados y uno que otro gordo que casi siempre la hace de villano. Esa lucha resultó quizás la más entretenida a final de cuentas. La siguiente lucha fue de relevos mixtos: un luchador y una luchadora en cada bando. Lady Black por un lado, y la Hielera por el otro; ambas jóvenes pero bastante gruesas, y por el otro lado teníamos al Nuevo 300 (o sea un espartano perfectamente caracterizado, aunque con pocas habilidades luchísticas) y a Crazy R, que parecía tener una porra bastante numerosa entre la grada. Nada que rescatar de la lucha que fue bastante lentona; La Hielera tenía ese nombre porque venía caracterizada de jugadora de hockey sobre hielo, y traía un par de correas o cinturones con los cuales despúes de la primera caída se puso a tundir a sus rivales, y también usaba el palo de hockey para picarles la panza, darles palazos y ahorcarlos.
Luego vino otra lucha de relevos australianos, donde el luchador popular era un tal Príncipe Veen de máscara rosa, que también traía buena porra, y que quizás tuviera algo más de técnica que el resto de su equipo. Del otro lado, había un luchador rudo, bastante gordo, que era la burla de la porra técnica, y que se dedicó a pelear con la tribuna. Al final de la lucha, que ganaron los rudos, éste amigo se la pasó tomándose fotos con el público, casi a la par que el tal Príncipe, festejó y dió gracias como si hubiera ganado un campeonato, y fue a dar un abrazo a quien creo que era su madre, que en las gradas no dejaba de aplaudirle y de gritar mentadas a otros luchadores el resto de la noche.
Las últimas dos luchas de la noche fueron peleando un campeonato: Power Bull contra el Pirata Negro como semifinal y la estelar tenía a La Bestia Negra y Demonio Gato contra Volariz y Juana La Loca. El mano a mano resultó también lento y sin muchas emociones; la lucha fue del tipo el que se canse primero pierde; nada que comentar en realidad. En la de relevos, era la primera vez que veíamos un 'Exótico' en la Lopez Mateos; Juana La Loca le tocaba el trasero a sus rivales, gritaba como loca cuando lo lanzaban por el ring, y vestía con un pequeño tutú rosa encima de las mallas negras. Volariz era anunciado como un maestro del aire; y en algún momento se lanzó desde las gradas, arriba del pasillo principal de entrada, sobre uno de los rudos. En ésta hubo máscaras rotas y al final algo de sangre, que hizo que Emanuel llegara a casa diciendo que todo el ring estaba cubierto de sangre, a lo cual tuve que hacer una mueca como diciendo: creo que exageró.
Algo a comentar de esta función es que hubo un luchador que fue a disculparse ante el público por no aparecer en una de las luchas; que había tenido un accidente y que no podía luchar, pero que como era todo un profesional, se presentaba a disculparse en persona. Otra cosa fue que a mitad de la función se presentó una tal Cassandra, que - no supe bien si hombre, mujer o quimera - ofreció un espectáculo mezcla de baile y table dance: comenzó con un uniforme de barrendero a limpiar el ring, y fue bailando y quitándose la ropa, meneando una enorme melena rubia, pero dando algunos momentos incómodos cuando hacía movimientos de pelvis sobre la lona, o cuando movía su doble bikini hacia abajo. Muy raro.
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